viernes, 6 de junio de 2014

22 TÍOS CORRIENDO (Y UNO PITANDO)

¿Qué pasaría si a esos abanderados patrios, si a  esos defensores del honor hispano, si a esos deportistas de élite llamados futbolistas y pertenecientes a la llamada "roja", no se les pagase, o se les pagase lo justo? ¿Dónde quedaría entonces el orgullo, el llamado honor, el pundonor o la furia española? 
Once jugadores (creo que son once) corren tras una pelota y tratan de pasarla bajo tres palos situados en terreno enemigo; frente a ellos, otros once tratan de impedirlo y tratan, además, de hacer lo propio, es decir: pasar el mencionado balón bajo los otros tres palos de, en este caso, la roja (no la nombraré más así). Sobre este elemental juego (porque eso es: un juego) se ha montado un chiringuito gigantesco, en el que lo que menos importa es el deporte y lo que más el negocio. El fútbol dejó hace mucho de ser un deporte para convertirse en otra cosa: llámese política, llámese estulticia generalizada, llámese fenómeno social de masas (es decir, manipulación), llámese disparate patrio, llámese nuevo opio del pueblo... etc.
Ahora nos cuentan lo que cobrarían los jugadores de la selección en el hipotético caso de que ganaran el mundial de fútbol. No repito aquí la cifra por sonrojante (no sé si usar un calificativo tan cercano al sobrenombre de la selección es adecuado). Habría que preguntarse si dilapidar semejantes cantidades de dinero público (sí, PÚBLICO) es rentable... ya se sabe que ahora TODO debe ser rentable (de ahí la precaria situación de la Cultura en este país). Y cuando digo rentable, no me refiero solamente al hecho económico (que también). 
Tener a un país anestesiado durante unas semanas es cosa que no se consigue fácilmente... o sí. Sólo hacen falta 22 tíos (11+11) corriendo tras un balón y a otro tío pitando (sin mencionar, claro, a los auxiliares varios que corren por las bandas y esperan en los banquillos). Eso sí: 22 tíos (al menos 11) bien pagados, que para eso representan la esencia de la patria, los colores que nos representan a ¿todos?. Al menos TODOS les pagamos muy, pero que muy bien.
Y todo esto sucederá (me refiero al mundial, claro) en un país lleno de problemas sociales en los que las protestas se han generalizado frente al dispendio enorme que significa la construcción de estadios que crecerán como setas extrañas en medio de la pobreza. En este escenario correrán (si corren) jugadores millonarios, representantes mundiales de lo mejorcito (¿?). Correrán entre la pobreza, previamente maquillada, claro, supuestamente desaparecida (¿las favelas desaparecerán esos días?); correrán tras un balón que será metáfora de los suculentos incentivos que se pueden escapar por una desafortunada patada contraria...
¡Corre, corre, que te juegas el honor patrio y, de paso, tu sueldo de mercenario deportivo!!!

No hay comentarios:

Publicar un comentario