IGUALICO
Paseo matutino. Veo a dos
hombres ancianos (calculo que rondan los 85 o más). Sentados en un banco, con
mascarilla rigurosa, uno se apoya en una
garrota, el otro gesticula con cierta exageración. Como charlan en un tono
bastante alto, puedo escuchar lo que dicen. Ralentizo mi marcha para oír mejor,
haciendo labor de espía.
Transcribo la conversación
(en paráfrasis):
-…es que la gente no puede
pasar ya sin ir a las terrazas, ni sin ir a la playa… ni sin gastar…
-Que parece que hay que ir
por cojones a la playa.
-Y los de botellón… ¿qué
me dices?
-Les daba yo un azaón feo de grande.
-Ná, que la gente no aguanta ná.
Eso sí: ¡dame, dame!, que tengo mis derechos.
-Igualico que en el 40: un trazo de pan duro y a callar.
-Eso si tenías pan, aunque
fuese un cuscurro…
-Ahora lo moderno es esto,
la mascarilla esta y como rechistes te mandan pa la residencia…
Las palabras se difuminan.
Vuelvo la cabeza, los miro brevemente mientras me alejo. Queda en mí alguna
frase, alguna palabra suelta: “un trozo de pan duro y a callar”. Igualico.
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