miércoles, 6 de julio de 2011

VAMPIROS, CINE Y PARO

Hay, en esta España nuestra (España mía, España nuestra) un colectivo (horrible palabra) casi invisible. Es uno más en la invisibilidad, por supuestísimo que no el único: me refiero a los parados que tenemos más de 50 tacos. Resulta que, al cobijo de leyes que, supuestamente, beneficiarían el empleo, se han tramitado miles de despidos baratísimos e injustos. Se ha aprovechado el momento de crisis para, amparados en ella, hacer "mesa limpia" de trabajadores con experiencia (y por lo tanto con años), para cambiarlos por otros más jóvenes (y más baratos). Así, hemos quedado en la cuneta laboral gente que somos jóvenes para la jubilación, pero viejos para el trabajo; jóvenes para estar parados, pero viejos para cotizar; jóvenes para percibir ayudas sociales, pero viejos para estar motivados (otra horrible palabra) con la sacrosanta empresa.
En fin, que, además de escoria laboral, somos una especie de parásitos que no se saben ubicar. Ni el currículum más atractivo nos salva. Así, entraremos en un nuevo limbo, como las almas que iban al Purgatorio, Claro que, ahora, ni siquiera hay ya Purgatorio: lo han eliminado por obsoleto, supongo. Ahora o se va al Cielo o se va al Infierno. Nada de medias tintas. Tomemos nota.
¿Y nosotros? Sangre joven. Eso hace falta. ¿Quién dijo que la era de los vampiros había pasado? No hay más que ir al cine: la saga Crepúsculo arrasa.

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