viernes, 17 de junio de 2011

LOS NUEVOS PLANETAS

En este tiempo de crisis permanente (en todos los sentidos), no me deja de asombrar que haya algunas cosas que no lo están: es más, se desarrollan y crecen como las bacterias en el agua corrompida. Una de esas cosas es la publicidad del "buzoneo" (horrible palabra entre todas). Todos los días vemos las puertas de nuestras casas invadidas por papeles de colores chillones que nos "ofertan" desde televisores de plasma hasta patatas, desde cremas solares hasta chuletones. Esta invasión de papel me hace pensar en cuántos árboles ha sido necesario cercenar para completar esta marea de tinta y mensajes consumistas. Las cadenas de supermercados, electrodomésticos, droguerías, muebles, colchones y un muy largo etc. nos atestan de papeles que, en el mejor de los casos, terminan como fondo del cubo de basura. Los precios, convenientemente remarcados en estrellas rutilantes, se mezclan con los restos de patatas y sardinas en una amalgama que recuerda la futilidad de la vida misma. Lo que era color espléndido es ahora estorbo, fósil que molesta con su oferta ya caducada (todas las ofertas ¡ay! caducan siempre).
Mientras, nos hacemos verdes, ecologistas, concienciados con esta Tierra abrumada. Mientras,  nos siguen ofertando miles de aparatos inútiles que acabaremos comprando, aunque no sepamos muy bien para qué hacen falta.
Me imagino una cordillera de papel que avanza lenta, inexorablemente. Recorre las calles de los pueblos hasta las puertas de las casas. Sigue avanzando.  Invade los pasillos, las alcobas, las cocinas... sale por las chimeneas. No queda lugar para nadie. Desaparecemos entre anuncios obsoletos. Los planetas han cambiado de nombre: Eroski, Lidel, Mercadona, Carrefour, Caprabo... Los dioses se van de compras.

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