Nuevos tiempos, nuevas caras, nuevos logos, nueva imagen... ¿y las ideas?
Pues sí, es tiempo de "refundar" los partidos; a ver: quiero decir que es tiempo de darle una vueltecita a la imagen, que vale, como todo el mundo sabe, más que mil palabras. Es tiempo, pues, de los diseñadores, de los asesores (¡ah, los asesores!), de los técnicos en marketing y lenguaje no verbal, de los "comunicadores", de los gurús de la imagen y la televisión, de los "creadores" publicistas que igual te venden un bote de tomate que un candidato a la Moncloa o a una dirección general de algo.
Ya se sabe que aquí, quien no sea guapo y joven, no existe. Ya se sabe, también, que hay que conectar con el pueblo llano (más llano que nunca), que hay que ser el amo de las redes sociales (tomen nota en lo de redes), que hay que transmitir sensaciones positivas de diafanidad, transparencia (¡ah...!), modernidad, cercanía y honradez (¡oh...!). De ahí que (con permiso de Lampedusa) haya que cambiarlo todo para que todo siga igual. Se necesitan caras nuevas (al menos no tan quemadas), gente joven, dinámica, sin corbata (a ser posible), con don de gentes, locuaces (pero sin pasarse), que irradien simpatía y colegueo (pero sin pasarse), que conecten con la piel en las áreas que los viejos capitostes no lo hicieron (ni falta que les hacía). Gente suficientemente preparada, que se note que las nuevas generaciones están ahí y que el dinero invertido en su preparación no se va para Alemania o para cualquier otro país comunitario o no.
Lavado de cara/s. Lavado de imagen. Hay que exorcizar viejos tópicos con el agua bendita de la comunicación y la sonrisa puesta. Hay que acudir a las teles con el ánimo pronto y dispuestos a lo que sea: si hay que jugar al pasapalabra (por decir algo), se juega; si hay que debatir, se debate. Pero,eso sí, con un fondo de color que vaya con el moreno discreto del cutis, no vaya a ser que la sensación cromática no sea la adecuada y la caguemos por una simple cuestión de Pantone.
Pues sí, ( y ya me repito). Nuevos tiempos, nuevas caras, nueva sangre corriendo por arterias circunspectas.
¿Y las ideas? ¿Son o no son las mismas, son o no son las de siempre? Ya saben: las ideas, esas cosas intangibles, invisibles, que son el armazón de todo ser humano, su fundamento, que conforman su actitud, sus palabras, sus acciones? Eso, claro, suponiendo que haya eso, ideas, detrás de tanta cara nueva. A un bote de tomate se le cambia la etiqueta y se vende de nuevo como nuevo (Andy Warhol ya lo inventó y bien que le salió la jugada). Pero un político no es un bote de tomate... ¿o sí?
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