Ahora, dos días después de las Elecciones Municipales y Autonómicas, parece que toca hacer examen de conciencia y análisis de resultados. Bien. Lo primero que llama la atención al ciudadano raso (y yo lo soy) es la autocomplacencia de los partidos políticos, que ni ante un posible panorama desolador para ellos, son capaces de aceptar la derrota o el batacazo. Mucho menos son capaces de hacer autoexamen y buscar las causas últimas de sus resultados. Aquí todo el mundo gana, saque lo que saque; consiga los votos que consiga. Como todo depende del color... etc., pues nada, cada uno arrima el ascua a su sardina electoral para extraer "los mejores resultados de su historia" o "una victoria total, aplastante" o "unos indicios claros de que el pueblo nos apoya, apoya nuestra política" o "que la gente ha vuelto a depositar su confianza en nosotros"... etc. etc.
Lo dicho: aquí no pierde nadie, es lo bueno que tienen las post-elecciones. Es decir: no se ha comprendido nada de nada de nada. No importa lo que gente decida con su voto, siempre se hará una lectura torcida e interesada del resultado (como siempre el uno contra el otro; lo mío contra lo tuyo).
Pero de análisis serios, nada.
¿Cómo se puede seguir en la autocomplacencia, en la autoalabanza, en el autobombo? Si hemos conseguido muchos votos, porque lo hemos hecho; si no los hemos conseguido, porque los otros han conseguido menos aún... y así. Pero de captar el sentido último del voto ciudadano... eso es otra cosa, porque las conclusiones pueden asustar.
Las televisiones todas exponen debates sesudos entre tertulianos conspicuos, tratando de buscar la razón última del presente desastre del PP (que ha ganado ¡cómo no!). No hace falta ser muy listo: hagan repaso a la corrupción, a la prepotencia, a las políticas antisociales, al desapego con el ciudadano medio. Pero han ganado (eso dicen, sobre todo el señor Floriano o la señora Cospe-dal), aunque pierdan los principales buques insignia de su flota y unos cuantos millones de votos.
No se han enterado de nada. Como siempre, ellos (y me refiero a casi todos) en su burbuja protegida por asesores bien pagados. ¿Nos falta piel? ¿Nos falta cercanía, quizá? ¿No hemos sabido "transmitir" nuestro mensaje?
Os falta piel porque la tenéis tostándose en la máquina de rayos uva; os falta cercanía porque jamás estuvisteis cerca del ciudadano, alejados en vuestro estado ideal de burbuja; no habéis transmitido nada, porque no teníais nada que transmitir, que no hubiese llegado ya (alto y claro) en los últimos cuatro años, en forma de desolador huracán. Y seguís empeñados en el triunfo, porque la derrota no es una opción válida, ni posible. ¡Hemos ganao, hemos ganao! Pero... ¿qué?
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