Suena el himno nacional. Unos se ponen en pie, otros silban. Unos se llevan la mano al corazón, otros levantan el puño (izquierdo). Yo miro, estupefacto. La música es música... es ¿solo música? Evidentemente no. Las marchas militares se usan para insuflar el "ardor guerrero" al pringao que va a disparar a otro pringao o para medir el paso exacto en el desfile de botas abrillantadas. Los himnos, como las banderas, son símbolos que se usan y nos usan para identificar a un grupo contra otro. Necesitamos la manada, la tribu. Pero la necesitamos tanto como necesitamos al enemigo, porque es él quien nos da la fuerza que nos singulariza, quien nos da la sensación (falsa) de ser mejores que el otro, porque Dios (of course) está con nosotros.
Que suene el himno. Y el que no se levante estará contra mí ¡faltaría más!
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