LE PREGUNTO A MI PERRA ZOE
-¿Y tú qué me das si te acaricio?
-Nada:
un desierto de ternura;
una mirada líquida,
resumen vivo de la inocencia;
un silencio enorme que te nombra
sin saberlo.
Todo eso te doy: nada.
-Pues te doy mi caricia
a cambio de nada,
a cambio de todo.