miércoles, 13 de noviembre de 2013

VOLVER

Terminado el reciente Congreso del PSOE, la cúpula oficial del partido sale exultante con un racimo de propuestas que se suponen "de izquierdas". Entre sonrisas y alharacas los dirigentes socialistas proponen medidas que no adoptaron cuando estaban en el poder, pero que, ahora, parecen ser necesarias (muy necesarias). Y lo son. Entre otras muchísimas, claro. La pregunta obvia es ¿por qué han tardado tanto en hacerlas públicas; por qué no las adoptaron antes? Misterios de la política.
Ante el aluvión de propuestas que promete adoptar el PSOE, el PP y el Tea Party patrio levantan la voz y tachan a aquel de dar un "giro a la izquierda" o de "radicalizar su discurso".
Veamos: ¿no se supone que el PSOE debe hacer políticas de izquierda? ¿No se supone que el PSOE es un partido de izquierda? Ante las caras de extrañeza que ha puesto el respetable, se diría que no, que no lo son; o mejor: que no lo han sido. 
La primera obligación de un partido político es tener ideas, un programa de gobierno claro (ya lo decía Anguita), una manera de dar soluciones a los problemas de los ciudadanos y del país... Ir de un color y gobernar con otro (o al menos gobernar con un color descolorido) es traicionar a las ideas y lo que es peor: traicionar a los ciudadanos que han votado.
A todo esto, la derecha (esa si que no ha cambiado) pone el grito en el cielo y ante la hipotética promesa de socialización, clama y señala "¡rojos, comunistas!" señalando con estos adjetivos lo que ellos suponen ser lo peor de lo peor. El coco rojo sigue agazapado y sigue matando niños, destripándolos y metiendo luego sus entrañas en horripilantes sacos de arpillera. El coco rojo amenaza otra vez. Como en el 36 (aunque ahí, quien amenazó fue otro).
Mientras, yo digo... ¿se puede acusar a un partido de ser fiel a sus ideas o se debe acusar a ese mismo partido por no haberlo sido?
Volver... ¡ah! volver a las ideas, a retomar la conciencia social que se perdió en el camino del poder... volver después de haber estado... ¿dónde? ¿coqueteando con la derecha? ¿ocupando ese puesto ambiguo, que vale para todo, que se llama centro? ¿ocupando ese amplio espectro que se supone equilibrado y que vale tanto para un roto como para un descosido?
El PP afirma que lo que España necesita (ellos lo saben bien) es un partido de centro, que es donde ellos se supone que están, claro. Todo lo demás huele a azufre, a revolución, a bolchevismo... cosas tan pasadas de moda como peligrosas... 
Además, Dios es de derechas y azul, como todo el mundo sabe ¡qué coño!

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