miércoles, 8 de agosto de 2012

LEÑA AL MONO, COÑO (ESTUPEFACCIÓN Nº 20)

¡Y dale molino! Otra vez se anuncian en lontananza (es decir, para mañana mismo) más recortes (llamados ajustes) que serán "dolorosos y necesarios" (sic). Si, señor Montoro. Necesarios no sé, pero dolorosos... seguro. Pero, lo de siempre (y ya resulta aburrido repetirlo): dolorosos ¿para quién? ¿Para el parado, para el enfermo, para el trabajador medio, para el desahuciado social, para el contribuyente, para el funcionario, para el jubilado...? A lo mejor, Sr. Montoro, debería quitar las interrogaciones a esta lista y dejarla como simples afirmaciones...
Otra vez la espada de Damocles que no para, voraz, insaciable. Me pregunto si no les va la marcha; me pregunto si disfrutan (yo creo que sí) cada vez que anuncian otro hachazo; me pregunto si sus razones son las razones razonables que a la razón atienden o si “La razón de la sinrazón, que a mi razón se hace, de tal manera mi razón enflaquece, que con razón me quejo...”
¡Joder! ¿Más dolor? ¿Recortes sobre recortes y sobre recortes uno? ¿Por qué será que siempre nos duele a los mismos? ¿Será porque tenemos el umbral del dolor muy bajo, o será porque se han cebado como se ceban con el toro de la Vega? No, si encima, alguien dirá que eso es cultura, tradición, España cañí. España caña (darle al otro, darle al mono). España cañí-caña de coña ¡coño! con eñe. Que se vea: Ñ. Lo más racial, vamos.

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