Hablo con la gente y saltan a la palestra los temas más calientes, inevitables: la corrupción, el paro, la política, los políticos, la crisis (sí, la crisis, ésa que se pretende obsoleta ya)... una retahíla que se repite como un mantra oscuro que parece levitar sobre nuestras cabezas de una manera obsesiva. Da igual donde te encuentres: en la cola del cine, en la cola del paro, en la cola de la caja de cualquier super, en un bar, en la sala de espera del médico, comprando tomates, haciendo fotocopias... da igual; al final, siempre pegas la hebra con alguien sobre la corrupción, sobre la situación actual de la política española, sobre Podemos o sobre "el coleta" vs Rajoy.
Bien. Pues hablando con la gente(*) intercambio pareceres varios y discuto sin ánimo proselitista, procurando moderar las palabras. Lo que escucho me deja, cuando menos, estupefacto. Repito que estoy hablando con cinco personas distintas de una clase social antes llamada "media", sin afiliación política conocida (otra cosa serían las simpatías). En primer lugar, todo el mundo despotrica contra los políticos actuales, tildándoles, en el mejor de los casos, de chorizos; en segundo lugar, unánimemente se reconoce una necesidad de salir de la espiral de ineptitud y corrupción que nos envuelve; en tercer lugar se elevan quejas sobre la pobreza que en ciertas capas sociales se está imponiendo, generalizando una "nueva pobreza" indiscutible y tristísima... podría continuar, pero sería incidir en cuestiones ya obvias por redundantes.
Bien. Llega el turno de hablar de las próximas elecciones. Cara de póquer general. Ante la pregunta (ya sé que indiscreta) de ¿a quién votarías? las respuestas se hacen más y más ambiguas, cuando no se instala un silencio molesto. Salta el tema Podemos y se arma la marimorena: que si son unos rojos peligrosos (como todos los rojos), que si son una bolivarianos (aunque nadie sepa qué coño es esto), que si nos van a quitar el dinero, que si nos van a quitar las casas!!! Para terminar, y después de haber reconocido por activa y por pasiva que hay una necesidad urgente de cambio, alguien sentencia: "más vale lo malo conocido, que lo bueno por conocer" y se queda tan pancho/a.
Así nos va. Instalados en lo malo, nos cuesta siquiera atisbar un cambio a mejor, aunque sea leve. Instalados en lo podrido, el olor nos impide ver otra cosa que no sea un horizonte de basura. Solo nos falta decir aquello de "vivan las caenas". ¿Por qué no? También es una frase hecha que podría funcionar... ¿o ya está funcionando?
(*)Así, en general: entiéndase como personas "corrientes", si es que este término existe y podemos aceptar lo "normal" de una manera tácita, sin tener que definirlo.
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