Reconozco que no comprendo cómo se mueven las llamadas "noticias". Supongo (y es un suponer) que toda clase de intereses se esconden en la manera en que se dan a conocer: intereses económicos y, sobre todo, intereses políticos de todo orden. Es cosa que se cae por su propio peso (y algunas veces el peso es mucho). Los grandes grupos de presión, ésos que todo sabemos que están a la sombra de un anonimato a voces, tiran de los hilos oportunamente, más allá, muchas veces del carácter puntual-urgente de la noticia en cuestión.
Y ahora pienso (por pensar en algo) en el Caso Bárcenas (Caso así, con mayúsculas). De pronto, y tras colear durante meses mareando la perdiz, aparece con gran fuerza y no se habla más que de eso; de pronto, la noticia desaparece y se oculta tras un velo de absoluto mutismo. ¿Noticia Guadiana que aparece y desaparece, ora arroyándolo todo, ora volviendo al limbo? Pues sí será eso, sí.
En fin, siempre se me queda cara de póquer con estas cosas, entre otras razones porque constatan que estamos en manos de quien estamos y no nos enteramos de la misa la media; es decir: nos enteramos de lo que interesa que nos enteremos, cuando interesa. Sorteamos culebras de verano u otras estaciones que surgen llenándolo todo con su urgencia de sirena.
Bueno, así las cosas, cuando hablen de "rabiosa actualidad" tendré cuidado de que no me muerda... porque vacunados, lo que se dice vacunados, aquí no está ni Dios.
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