El gobierno nos dice que para el próximo año (siempre es el próximo) empezaremos a salir de la crisis y se empezará a crear empleo. Lo de crear empleo es lógico: no se puede destruir más; así que, como no se puede des-destruir lo ya destruido, algo se creará.
Así las cosas, nuestros queridos paisanos europeos (centroeuropeos) nos dicen lo contrario: que seguiremos en el hoyo y ahondaremos más en él. Para salir... ¿qué tenemos que hacer? Exactamente: más recortes, más impuestos, más leña al mono.
Insaciables, voraces hasta decir basta, usureros, los bancos europeos abren sus fauces otra vez y atacan como saben hacer: amenazando, imponiendo sibilinamente exigencias disfrazadas de soluciones mágicas y "únicas" (siempre únicas), aunque ¡cómo no! dolorosas... para los de siempre. La bota malaya europea sigue apretando poco a poco. Se puede decir que medio país está ya cojo y el otro medio va a zapaterías suizas.
Mientras, nuestros gobiernos, fieles corderitos sometidos, seguirán aplicando la quina con precisión de purga exacta, según posología recetada por el FMI, por la Merkel o por quién diablos sea.
¡Abrir la boca ciudadanos, que aún no tenéis suficiente! ¿Que no os gusta el chocolate? Pues ahí va taza y media. Para que luego digan que no somos generosos ¡coño!
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