PRELUDIO:
Esparta necesita guerreros fuertes, jóvenes, sanos. Esparta llama a los vientres de las espartanas para que engendren, para que abran que sus piernas como puertas de templos dedicados a dioses paganos que incitan al sexo. Esparta necesita espadas, necesita brazos que blandan esas espadas. Los úteros son la antesala del Estado, la gruta primigenia que genera, fuerza, vida y... dinero.
TEMA:
Ahora resulta que lo de la Ley del aborto de Gallardón es buena para la economía. Lo dicen sesudos estudios económicos; lo demuestran gráficos de barras que ascienden en escaleras de colores; las pizarras de los economistas echan humo de tiza, no dan abasto para albergar tanta fórmula, tanta intrincada ecuación. Así es: lo de abortar es, además de nefando pecado, un atentado contra la economía y... ¡hasta ahí podríamos llegar!
Los estados plutárquicos quieren carne fresca para mantener esa economía que tan bien les va a algunos; ya saben: los estados necesitan jóvenes para trabajar con fe y encono; necesitan jóvenes para alistarse a ejércitos, para pedir hipotecas que jamás podrán terminar de pagar del todo... lo de la vida está bien, pero ¿es lo más importante? ¡Ah, si se pudieran tener ejércitos de clones trabajando, aunque fuesen una colección de chatarra oligofrénica! ¡Eso sí que sería el paraíso! Pero eso es (de momento) ciencia ficción. De momento. Mientras, hay que defender a esos pequeños, aunque sean indeseados, aunque puedan tener taras terribles, aunque nazcan en ambientes degradados.
La vida es sagrada, sí, pero también lo es la economía. Cuando alguien dude de la Ley Gallardón que se mire de reojo la cartera (si la tiene) y luego que despotrique. Si se atreve.
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