Hoy, a bombo y platillo, dice la señora Cospedal que se siente apoyada (muy mucho) por su partido. Pues muy bien. Es lo mínimo, claro. La pregunta es: ¿se siente apoyada la señora Cospedal por el pueblo, por su pueblo? Un político debe estar apoyado por su partido, a él le debe pleitesía y obediencia; pero es al pueblo que le eligió al que debe respeto, sacrificio y servicio. Como es el pueblo el que debe exigir al político que cumpla con su deber. No vale que el político se sienta apoyado por su partido: eso es como pedirle al hijo que tenga cariño por sus padres, se da por supuesto (como el valor en la antigua mili). No. Un político se debe sentir, en primer lugar, apoyado por las personas a las que representa, a las que defiende, por las que lucha y a las que sirve. Si no es así ¿qué carajo nos importa el compadreo con su partido?
Pregunte, de vez en cuando, señora Cospedal, qué opina el pueblo de usted; qué nivel de apoyo tiene de Él (de su pueblo), qué efectos están teniendo sus medidas políticas, sus decisiones, sobre Él. Pregúntese si sus decretos mejoran la vida de su gente; pregúntese si detrás de sus edictos no se esconde ninguna medida espuria. Pregúntese si, de verdad, es usted buena, no con su partido, sino con su pueblo. Y después, si encuentra respuesta, me cuenta.
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