lunes, 8 de octubre de 2012

APOCALÍPTICOS E INTEGRADOS O LA 3ª GUERRA MUNDIAL

¿Quién cree que estamos en la 3ª guerra mundial? Yo lo creo.  No hacen falta ahora bombas ni armas de destrucción masiva. Mejor dicho: las bombas existen, las armas de destrucción masiva existen, pero ahora se llaman de otra manera: prima de riesgo, mercados, Ibex 35, reajustes... etc. etc. Cientos de nombres para designar armas invisibles que arrasan lo que rozan, que tiznan lo que nombran, que contaminan de especulación, avaricia y usura todo el horizonte. Armas sin alma que quieren vaciar al Hombre, dejarlo hueco, sacarle lo que pueda tener de humano para reducirlo a número, a estadística, para desangrarlo y hacer de sus vísceras gasolina para mantener un sistema perverso, caduco, cicatero, en el que sólo quien medra sobrevive sobre los escombros de los demás; en el que los demás son carne de cañón perdida de antemano, montón de basura deleznable al que apartar, al que ocultar, simples escollos, efectos colaterales, mierda.
La guerra ha empezado con armas desiguales, con fuerzas absolutamente desequilibradas. Nos masacran diariamente con impunidad ante nuestra sonrisa estulta. Nos matan y no sabemos que nos matan. Es el crimen perfecto, la guerra perfecta: aquel/aquella en la que la víctima no sabe que lo es.
La guerra ha comenzado y nadie levanta la voz, ni excava trincheras. Antes, con más sangre, al menos se era consciente de estar en un campo de batalla. Ahora, como mucho, creemos estar en un videojuego.
Apocalípticos e integrados, decía Umberto Eco, hablando de la cultura de masas. Hago míos estos dos calificativos y me pregunto dónde estoy, dónde estamos ¿con los apocalípticos, conscientes del estado de sitio donde viven o con los integrados, cómplices diarios de la masacre silenciosa?

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