Quizá la respuesta más habitual a la pregunta "¿cómo estás?" sea "vamos tirando". Respondida así: usando el plural mayestático. Vamos tirando... ¿de qué? Seguramente de uno mismo, convertido uno en carga para si: fardo que se lleva como se lleva el esqueleto: silentemente, a pesar de, porque no queda otra que, porque conforma y sostiene nuestro físico, nuestro cascarón. Tiramos de demasiadas cosas, las llevamos como un lastre que pesa cada vez más.
Claro que "ir tirando" también presupone pasar por pasar, vivir sin pasión, sin un interés específico, vivir por la propia inercia que la vida impone: algo así como dejarse caer por un tobogán sin saber muy bien dónde nos llevará la caída (tampoco es que importe demasiado).
La crisis de verdad es ir tirando, ir sobreviviendo como un náufrago perdido, sin la esperanza siquiera de ver un barco en el horizonte. Un barco que nos haga ser conscientes de la vida, de esta cosa tan corta, tan tramposa, tan maravillosa que es la vida.
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