miércoles, 4 de enero de 2017

PERO... ¿EXISTE DE VERDAD LA CULTURA?

Para empezar habría que definir qué es cultura. En cultura entra todo a mogollón: desde los deportes (?¿) hasta el arte culinario, pasando, claro, por la filosofía, la pintura, la poesía... bla, bla, bla... hasta llegar a los bailes regionales y al toro de la Vega (¡!). Todo puede entrar en la saca cultural y todo se puede justificar tirando de tradición, costumbres, pensamiento, reflexión, religión... y artes varios. 
Supongo que con la cultura pasa lo mismo que con el tiempo en aquella frase de San Agustín: "si nadie me lo pregunta, lo sé; si quiero explicarlo, no lo sé". En cualquier caso, se podría decir que hay cosas que todo el mundo entiende por "cultura", más allá de pareceres o creencias: la poesía, por ejemplo, o la música; otras hay más cuestionables o defendibles y depende de a quién le preguntes y en qué circunstancias; así las gachas serán cultura y el mencionado toro o el despeñamiento de una cabra desde una torre, también lo serán. 
Matices aparte, quedémonos con la definición fría del DRAE, acepción primera: "conjunto de conocimientos que permite a alguien desarrollar su juicio crítico". Partiendo de aquí cabría preguntarse: ¿Existe, de verdad, en este país, la cultura? Dejemos el país y bajemos a su núcleo más pequeño: el municipio. ¿Existe aquí la cultura? No me refiero a las macro exposiciones, ni siquiera a las exposiciones pequeñas; no me refiero a las conferencias organizadas; no me refiero a cualquier modo más o menos público (entiéndase acto social) dirigido o no desde los poderes municipales. No. Me refiero a si existe, de verdad, voluntad de crear una base de conocimientos que genere un juicio crítico; una base sólida, universal, que salga de las fronteras de la plaza del pueblo y vea más allá de la foto que la Concejalía de turno se debe hacer para justificar que, efectivamente, algo se mueve, aunque todo quede en mera apariencia de vida cultural.
No hay que confundir Cultura (y aquí, sí, con mayúsculas) con su reflejo social, con la pasarela de vanidades y con los festejos de papel couché y sonrisa de agradecimiento. Cultura equivale a siembra, a poner la semilla que pueda germinar en la voluntad de las personas y que las hará más libres, más inteligentes, más críticas, más humanas. Lo demás es parafernalia, globos sonda y (si se me permite el neologismo) postureo. Si a esto (al postureo) se le añade un poquito de ignorancia, otro poco de prepotencia y un pelín de despotismo (por muy ilustrado que sea)... pues ya tenemos un reflejo perfecto de la cultura que será sólo eso: un reflejo en el desierto: un espejismo.

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