Últimamente tenemos la percepción de que las ideologías políticas son cosa del pasado y que éstas (las ideologías) han cedido el terreno a los intereses; así, el pensamiento desaparecería para ser sustituido, simplemente, por la economía y, todavía más, por los intereses bastardos. Ejemplos mil tenemos de lo que está pasando en nuestro país y corremos el peligro grande de hacer tabula rasa a todo lo que huela a política. Bueno, yo creo que hay que destarar o separar la paja del grano. Aún.
A ver, por decirlo resumidamente: Sí, hay derechas e izquierdas; aún las hay y me temo que siempre las habrá, porque es algo consustancial al ser humano, a su dualidad. Hay un ánimo, una manera de hacer las cosas, una manera de priorizar (qué palabreja tan de moda), una escala de valores, una intencionalidad, unos (sí, también) intereses. Por supuesto.
Los términos "izquierda" y "derecha", en política, provienen de 1789 (ya ha llovido), de la Asamblea Nacional Constituyente surgida de la revolución francesa, en la que se discutía un artículo de la nueva Constitución, en la que se quería establecer el veto del rey a las leyes aprobadas por la futura Asamblea. Los diputados que estaban a favor de la propuesta, se situaron a la derecha del presidente de la Asamblea y los que estaban en contra (los que apoyaban la soberanía nacional por encima de la autoridad real, del mantenimiento del poder absoluto del monarca) se situaron a la izquierda.
Desde entonces, aparte de la situación física, las cuestiones de fondo siguen siendo las mismas, pese a quien pese y por muy anticuadas que se nos quieran hacer ver.
Las izquierdas (pues hay grados y matices) priorizan lo social, la representatividad popular, la protección laboral, el asociacionismo, el laicismo, la intervención del Estado en los servicios públicos, los impuestos proporcionales y progresivos, la descentralización administrativa y política... por citar algunas cosas.
La derecha (y aquí sí que no hay fisuras) defiende lo privado, la unidad familiar tradicional, la defensa de la religión, la no intervención (o la intervención mínima) del Estado en los servicios públicos, la reducción, por tanto, de los impuestos, la militarización, el centralismo, la privatización de servicios, la economía libre (o neoliberal)... por citar algunas cosas.
Si hay quien cree que todo es igual, se confunde. Si acaso, hay políticos que podrán ser iguales; no las políticas. Ésas siempre estarán ahí, aunque alguien se crea a salvo de ellas, aunque alguien se crea incontaminado y "pase" de la/s política/s.
Cuando alguien me dice "yo soy apolítico", sé que estoy frente a alguien que es, directamente, de derechas. Y a mucha honra, claro, aunque él/lla lo niegue como Pedro negó al Maestro. Y lo hizo tres veces antes de que cantara el gallo.
Para un catecismo Ripalda.
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