Hablar otra vez de la crisis y sus consecuencias es ya repetitivo y (quizá) aburrido. Pero también lo sería hablar de la muerte o del amor y se sigue haciendo con la misma pasión que se pudiera hacer en Grecia (en la antigua se supone).
Sólo unas pequeñas reflexiones en torno al temita:
No tenemos derecho al olvido; no tenemos derecho a olvidar lo que ha costado conseguir los derechos sociales. ¿Ya no nos acordamos de las huelgas reprimidas, de los golpes, de las cargas policiales grises, de la sangre y de los muertos que los trabajadores han puesto sobre la mesa de la historia para que nosotros podamos vivir un poco mejor? NO TENEMOS DERECHO AL OLVIDO.
Ninguna patronal, ni ningún gobierno, NUNCA han concedido un derecho o una mejora así, por las buenas; TODAS han costado mucho, TODAS han supuesto un desgaste físico y emocional a ciudadanos y/o trabajadores que sufrieron para llegar a donde estamos. Pero... ¿dónde estamos ahora? ¿Tanto pelear para que ahora unas rubias oxigenadas o unos "caballeros" trajeados lo arrasen todo, así, sin más, ante el silencio y la resignación general?
NO TENEMOS DERECHO AL OLVIDO. Nosotros, que hemos nacido en una sociedad que se creía que todo lo fue regalado, NO TENEMOS DERECHO AL OLVIDO, PORQUE NADA NOS FUE REGALADO, NUNCA.
Tenemos, también derecho a decir, a protestar, a manifestar lo que sentimos, sin que se nos acuse de "poner palos en la rueda". No, ahora, cuando todo se tambalea por los intereses de un gigante invisible, ante la inacción de gobernantes sumisos, ahora, tenemos el derecho y la OBLIGACIÓN de hablar.
La fuerza está en la palabra. No tengamos miedo a ella. No tengamos miedo a recordar. La amnesia es una medicina triste que nos quieren imponer. Que olviden ellos, nosotros NO.
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