¿Estoy paranoico cuando pienso que alguien, como creador ubicuo, nos manipula, nos putea y luego se parte de risa ante nuestra estupefacción, ante nuestro desamparo? Pues no sé, pero los hechos son sospechosamente preclaros y no hacen sino reafirmarme en mi paranoia y hacerme creer que sí, que soy (que somos) unos pardillos atontados, manipulados, usados y posteriormente arrojados a la basura del abandono con una patada en el culo y una sonrisa a nuestras espaldas.
Un ejemplo (sólo uno): construya usted una autopista, no importa dónde, no importa si será o no utilizada, no importa si es realmente necesaria, no importa si será rentable. Constrúyala. Ya le ayudaremos con créditos blandos. Explótela durante unos años. Si la cosa funciona, todo para usted; si no funciona, no se preocupe: nosotros la nacionalizaremos. Como siempre, privatizaremos las ganancias y socializaremos las pérdidas (está en nuestro ADN); negocio redondo, sin riego alguno para usted, constructor/emprendedor que crea puestos de trabajo a mogollón e infraestructuras que, en buena lógica, nunca deberían haber sido creadas. Pero no todo es negativo, claro. mientras construye y destruye, se mueve el mercado laboral (menuda expresión), se vende cemento y acero, se quema gasolina... se consume en definitiva; se sigue moviendo el motor que hace que la mierda siga su ciclo para llegar... ¿a dónde?... a la nacionalización de la ruina, al reparto de escasez, al relleno de las tripas que no lo parecen porque pasan a diario por el gimnasio y cultivan el fitness con entrenadores personales (coachs , como ahora se dice, para parecer más finos y más internacionales, que no hay como saber inglés para ser más güay y quitarse de encima el pelo de la dehesa). Mientras, los creadores ubicuos antes referidos, siguen con sus planes, ayudados, eso sí, por los políticos de turno, trazando planos, carreteras, puentes, aves, aeropuertos y parques temáticos allí donde Cristo dio las tres voces. ¿Que hacen falta? Ya veremos. ¿Que son una pifia? Pues pardillos, a la cola, que ya vendrán quienes os digan qué camino habríais de tomar, patéticos seres con derecho a hipoteca, cuando os endiñen otra maula millonaria que no quiere ni que el que, malamente, la construyó.
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