Que yo sepa, Jesús sólo empleó la violencia una vez: fue para expulsar a los mercaderes del templo.
Este hecho es relatado por los cuatro evangelistas, si bien los llamados sinópticos (Mateo, Marcos y Lucas) lo hacen al final y Juan lo hace al principio.
Es curioso que la divina fuerza fuera usada contra los comerciantes, contra los prestamistas, contra los que pudiéramos llamar "banqueros" de su tiempo.
Copio el fragmento de San Juan (2, 14-16):
"Encontró en el templo a los vendedores de bueyes, de ovejas y de palomas, y a los cambistas sentados; y haciendo de cuerdas un azote, los arrojó a todos del templo, con las ovejas y los bueyes; derramó el dinero de los cambistas y derribó las mesas; y a los que vendían palomas les dijo: Quitad de aquí todo eso y no hagáis de la casa de mi Padre casa de contratación".
Por decir algo, y sabiendo que se pueden poner infinidad de ejemplos, infinidad de casos que tenemos delante a diario (ustedes me entienden): cambiemos a las ovejas por recalificaciones urbanísticas; cambiemos palomas por hipotecas usureras; cambiemos bueyes por prebendas políticas; dejemos el dinero como está, que ése parece no cambiar nunca... aunque ahora se atesore en el FMI, en las multinacionales, en los paraísos fiscales...
No sé, si la escena se repitiese hoy día, quién quedaría en pie, la verdad.
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