lunes, 3 de abril de 2017

PRESUNTOS IMPLICADOS

Se trata de mentir; mentir siempre, de manera compulsiva, con saña, con premeditación, alevosía, nocturnidad y escala. Mentir como se respira, como se promete, como se habla, como se vive: en perpetua mentira.
Mentir, sí, mentir. Después niégalo todo, desdice: donde dijiste digo, dí Diego; donde acordaste pactos, trama traiciones; donde quede algún resto de honradez, ensúcialo con la duda, con la presunción de la inocencia... y mantén así (la inocencia, digo), siempre: presunta, predicha, como posibilidad lejana pero que ¡quién sabe! puede llegar a materializarse algún día, si Dios quiere... Y mientras, mientras la presunción, mientras la posibilidad... la verdad que se escaquea, la verdad que se escapa, la verdad que no existe, porque no existe más que la mentira por vosotros escupida, por vosotros aupada a género mayor de mantenimiento en la poltrona. 
Niega, niégalo todo; pero todo, todo. Y sé presunto; sé corrupto por los siglos de los siglos; impón tu aliento fétido sobre la verdad y corrómpela, transfórmala en mentira pestilente que abrace la poca verdad que aún quede.
Niega, niégalo todo. Sí, carajo. Niégalo todo para que todo permanezca igual, enlodado en un mantra de mentiras: amantis que nos abraza con su abrazo de sebosa corruptela. 
Niega, luego seguro que existes. Niégate a ti mismo, si a mano viene. Niega la luz, lo blanco; niega también lo negro y la oscuridad. Sé presunto. Presunto inocente, presunto incapaz para todo lo que no sea mentir y seguir ahí, tan ricamente, forrado hasta las trancas y trincando todo lo que a mano viniere. Pero niégalo también. No seas tonto: niégalo también, que la verdad se deshace con la negación constante como se  deshace el azucarillo en el agua turbia de una infusión contra el dolor de tripas... de ellos, porque tú ya no tienes ni tripas: sólo tienes mentira y eres, quizá, inexistente de puro presunto. Pero esto también será, seguro, mentira, señor director general.

No hay comentarios:

Publicar un comentario