lunes, 17 de julio de 2017

TRES TÁCTICAS ELEMENTALES PARA CONTINUAR CAMBIANDO Y SEGUIR LO MISMO

La frase de Lampedusa (en el Gatopardo) "hay que cambiarlo todo para que todo siga igual" fue absolutamente profética, clarividente como pocas. Efectivamente, los cambios (o su espejismo) en política, son preludio de una continuidad bajo unos prismas que, a la larga, copian y clonan los que pretenden sustituir. ¿Está pues, la lucha perdida de antemano? ¿Para qué intentar el cambio, si todo volverá como bumerán, más temprano que tarde? Aunque quizá estas reflexiones sean el logro más acertado del establishmen, como fue en su tiempo (y en el nuestro) la auto censura: no pienses lo que supones no te dejarán pensar; mantén la mente en blanco y por supuesto no actúes, pues será inútil todo esfuerzo.
La primera táctica de la derecha actual (aunque siempre ha sido la misma derecha, llámese neo liberalismo, capitalismo, frente de juventudes o nuevas juventudes) es la resistencia pasiva: quédate quieto, no te muevas, sé don Trancredo frente al toro de la opinión contraria y de los recalcitrantes y todo pasará, todo se disolverá en el tiempo como lágrimas en la lluvia... y quedará (quedaremos) lo(s) de siempre, que para experimento bastante fue con la antigua URSS y la república española.
Mientras, cambiemos cositas aquí y allá, retoquemos, maquillemos, démosle algo a controlados arribistas, algunas cotas de poder, las suficientes para que se corrompan y contaminen por un plato de lentejas agusanadas. Permitamos nuevos partidos para que se crean únicos, diferentes y creemos la sensación de que somos demócratas de verdad, que ya se encargará el tiempo de poner las cosas otra vez en su  lugar. Usemos el palo con la zanahoria para que corran delante de ella en un afán ridículo por alcanzar lo que manejamos desde el extremo oculto del palo, que para eso hemos inventado el palo y somos los dueños y señores del tal palo, de la zanahoria y de la pista por la que corren los conejos.
La segunda táctica es la de la disolución: aplica el vitriolo sobre todo lo que pueda oler a verdad... espera lo suficiente para que haga efecto la corrosión... verás cómo las formas se difuminan, se disuelven y todo se vuelve informe, una masa gelatinosa sin principio ni fin, un algo amorfo en lo que todo cabe y nada resulta ser real, pues lo que fue negro pasará a ser gris marengo o azul lapislázuli, según convenga.
Resiste, disuelve... y como tercera táctica, niega. Por supuesto, jamás afirmes nada. Vive en la duda permanente; o sea: crea la duda, cuestiónalo todo... casi todo ¿eh? Por supuesto no hay nada más peligroso que una verdad clara. 
Y luego sé liberal y cásate por lo civil, para dar ejemplo. Pero cásate.

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