domingo, 31 de mayo de 2015

¡QUE VIENE EL OSO RUSO! (SUPONIENDO QUE LOS RUSOS SEAN TODAVÍA COMUNISTAS, CLARO)

Después de un batacazo electoral, el partido vapuleado dice (las coletillas se repiten en los buenos y en los malos tiempos), dice -repito- hacer "examen de conciencia" y "tomar buena nota de lo que el pueblo ha expresado en las urnas". ¡Una mierda! Mentiras y gordas. No han entendido nada de nada o, lo que es peor, no quieren entender nada. No son tontos, son autistas o (perdón por el neologismo) "ombliguistas" patológicos. 
Cortos de entendederas, caminan con las anteojeras puestas, a su bola (y a la bola de sus amiguetes), ensimismados en un discurso vacuo, repetitivo, previsible, tópico y, ahora, amenazante.
La táctica es vieja, tan vieja como sus ideas: si no convences, mete el miedo en el cuerpo; si no tienes argumentos positivos, amenaza con la victoria del otro, haz de él la madre de todos los males, promete infierno, destrucción y caos; saca a pasear fantasmas con nombres apocalípticos que irán de sus manos (de las de los otros); siembra sombras que amenacen a la "democracia occidental", que puedan acabar con todo en un "estado islamista", que sean colegas de Hitler o, mejor, de Stalin (o en su versión moderna, de Maduro).
Todavía, a día de hoy, hablar de "rojos" es hablar de palabra tabú, de amenaza fantasma. ¡Cuidado, cualquier día aparecerá en la plaza de vuestro pueblo una estatua de Lenin con el puño en alto! Se violarán monjas, se quemarán iglesias, se derrumbará la Bolsa, se arrasará la propiedad privada. Porque vienen los rojos, los antisistema (¿?), los saqueadores del Palacio de Invierno.
¿Para qué vamos a aceptar que la corrupción nos ha comido hasta los tuétanos? ¿Para qué vamos a aceptar que nos hemos equivocado, que no hemos conectado con un pueblo al que decimos representar y al que, sistemáticamente ignoramos? Nosotros a lo nuestro: a no movernos de nuestro sitio, remachados como estamos al poder. Aquí no se mueve nadie. Eso para los débiles, para los pusilánimes, para los rojos. 
Dontancredos políticos, unámonos, hagamos de nuestra quietud, virtud y amenacemos que viene el oso ruso (¿o ya no son, los rusos, tan rojos como antes?) ¡Ah, que tsunami se avecina por no hacernos caso, almas de cántaro, malditos rojeras radicales! 
No dudéis: Dios está con nosotros (¿con quién si no?), que para eso ponemos una cruz en la correspondiente casilla de la declaración de la renta.

No hay comentarios:

Publicar un comentario