jueves, 2 de octubre de 2014

TODOS QUEREMOS MÁS O HAY QUE SABER QUERER (MÁS)

Imaginaros algo que no para de crecer: algo insaciable que siempre quiere más y más, que nunca se conforma con lo que tiene, eterna cosa insatisfecha como rey Midas... ¿se trataría de una célula cancerosa? Pudiera ser. Pero no: es el neocapitalismo-neoliberal-neodemócrata-neomoderno-neoambicioso-incansablementeneobulímico.
Imaginaros que lo que hoy puede ser suficiente, mañana será completamente insatisfactorio; imaginaros una mancha de petróleo creciendo sin control en la mar océana; imaginaros a un banquero engordando hasta estallar de millones, salpicando de calderilla y sangre su entorno y más allá... mucho más allá, porque las fronteras no existen, porque la geografía lo es en función de su ambición, porque la descentralización todo lo abarca y hay que ir siempre a la busca y captura de la mano más barata, más desprotegida, más paria, más hambrienta, más, más, más...
Imaginaros que este mal está entre nosotros y que nosotros mismos estamos contaminados por él, por su filosofía (esta palabra es aquí demasiado excesiva), por sus cancerígenas células fagocitatorias...
Más es menos, porque siempre querremos más. Y menos no es nada, no es más. Bueno, menos es más para los que nada tienen, claro. Los más son los que tienen menos, los menos son los que más tienen. Y así sucesivamente, en un círculo que se autoalimenta, convirtiéndose en círculo vicioso, onanista y depravado él.
Mientras esto acaece, tarjetas negras sin límite de gasto escupen dinero negro a cuellos blancos, aumentando más las carteras obesas, dejando escuálidos los fondos que fueron llenados con el sudor, la ignorancia o la confianza de muchos pringadillos. Mientras esto acaece, muchos son expulsados de casas que no podrán  pagar aunque vivan tres veces; muchos dejan su poco para aumentar el mucho de instituciones con el don de la ubicuidad, haciendo crecer más y más la desigualdad, la injusticia y el latrocinio.
Todos queremos más, dice la canción. Y  más y más y más. 
Dejad que quieran, dejad que deseen lo que tenemos, pero, eso sí, dejadlos hasta donde yo quiera que los dejéis, que querer está bien, pero hay que saber querer.

No hay comentarios:

Publicar un comentario