domingo, 21 de septiembre de 2014

PUEBLO, POPULAR, POPULISTA Y UNA CUARTETA DE CAMPOAMOR

Popular es un término del que se usa y abusa con demasiada frecuencia, la mayor parte de las veces con fines demagógicos. Popular viene de pueblo, procede de él; es calificativo que también se utiliza para designar a las clases sociales menos favorecidas; en lo relativo a la cultura, se aplica a lo que por el pueblo es considerado como propio y constitutivo de su tradición.
Popular es también (¿debo decirlo?)  epíteto que se pospone a un partido político y que dudo que lo califique realmente, en el mero significado antes reseñado. Pero queda bien esto de popularizar partidos, es decir, tratar de acercar el pueblo algo que no emanó de él, pero que se espera que él lo vote.
Otra cosa de la que mucho se habla ahora es del populismo, término parecido al anterior, pero no exactamente igual; término que se aplica de una manera peyorativa y con desprecio. Populismo sería una aberración de lo popular, cercano aquél al populacho, cuando éste (popular) lo sería al pueblo. Nobleza y tradición se enfrentarían con oportunismo y chabacanería. Razones profundas lo harían con baratijas que sólo tendrían intención de halagar el oído del posible votante, aunque para ello se tuviesen que emplear argumentos simplistas, cuando no imposibles.
Bien, la línea de separación entre ambos términos no siempre está tan clara, rompiéndose la frontera entre ambas y produciéndose mezclas no siempre fáciles de discernir.
En cualquier caso, ahora se emplea mucho el populismo para atacar a partidos que ofrecen otras vías de entendimiento político, otras soluciones. ¿Que alguien ataca a los bancos, a la patronal, a la casta política asentada?: populista habemus.
Extraña ver cómo políticos de primera línea, como Pedro Sánchez, critica a Podemos, tachándolo una y mil veces de populista, y luego va, tan ricamente, a programas como El Hormiguero, para hacerse el simpático, colegui. O no se corta si tiene que llamar en directo a otro programa de cotilleos, vía Tele 5.
¿Acaso  no es esto populismo, y del peor? ¿Acaso estos programas de prime time no utilizan la risa fácil, cuando no lo directamente ramplón, con la excusa de entretener a una audiencia aburrida que necesita no pensar demasiado, porque ésto (pensar) no es popular?
Como siempre, las dos varas de medir, según convenga. Y es que en este mundo traidor nada es verdad ni es mentira, todo es según el color del cristal con que se mira.... 
¿Esto es de Campoamor o es popular?

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