miércoles, 27 de junio de 2018

MANADAS

¿Qué pasa cuando una noticia se repite día sí y día también, semana tras semana, en las teles? ¿Qué pasa cuando se habla de cualquier tema por activa y por pasiva, congregando a todo tipo de "expertos", politólogos, charlatanes, listillos y demás carne de tertulia..nos? Pues pueden pasar dos cosas: Una, que el tema (sea cual fuere) se vaya degradando y pase de ser más o menos importante a ser mera anécdota, cuando no fruslería, chanza, pesadez o pesada recurrencia. Y dos, que se produzca un efecto "llamada" y lo que fuera cosa singular por lo tremenda y bárbara, pase a ser cosa común y buscada, generándose una especie de competición para ver cual es más "macho", cual más burro, cuál más cabrón, repitiéndose un esquema como lo repitiera un asesino en serie.
No puede ser casualidad que cuando una noticia  truculenta se repite mucho, esa misma noticia se calca en otro lugar, con otros protagonistas, pero (eso sí) con un afán de emulación que da que pensar. Ha pasado con asesinatos y secuestros y está pasando ahora con el tema "manada". El ser humano tiene una capacidad grande de mimetizarse con el mal, de ser su émulo, de competir en la carrera degradante por conseguir el podio de lo sórdido, de la maldad o del simple borderío, cuando no de la idiotez tamaño XXL (verbigracia: véase, la última restauración de San Jorge de Estella, trasunto de aquel Ecce Homo tristemente famoso).
Ya sé que hay que informar, que hay que enseñar también las miserias (y en eso hay expertos y no les faltará trabajo nunca). Otra cosa es cebarse, cebando al personal con carnaza como quien ceba a las pirañas hambrientas, hasta conseguir un lodazal de sangre y vísceras en el que revolcarse cual tomatina de prensa (curiosamente) amarilla.
Hay muchas manadas y no precisamente de lobos animales, sino de lobos humanos... y están esperando su momento de "gloria", momento, además, que puede estar santificado por televisiones sin escrúpulos que les importa una mierda teñir de idem las pantallas con tal de ganar puntos en el share canallesco.
Las ondas empiezan a oler mal (ya empezaron hace tiempo), pestuza que amenaza con degradar lo poco que de ética aún pueda quedar en los plasmas y en la sociedad. Que nadie se asombre si después del anuncio de colonia o de crema adelgazante-reafirmante, vemos a cinco energúmenos violando a una vaca, para ver luego en directo el nacimiento del Minotauro, monstruo que nos llevará a todos por delante, como justo castigo por nuestra estupidez supina, por nuestra crueldad innata, por nuestra ignorancia extrema.

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