viernes, 29 de julio de 2016

ATEO, GRACIAS A DIOS Y... ¿UN ESPEJO EN QUE MIRARSE?

Se supone que los ciudadanos deben tener a sus políticos como espejo y como guía, amén de como ejemplo de honradez, eficacia y transparencia. Para eso se les paga; para eso se les elige; para eso están donde están; para eso son sus representantes y representan la pluralidad del pueblo, sus afanes, sus ideales más altos y defienden los intereses GENERALES, los regulan y los amparan. Supongo que así debería ser; AFIRMO que así debería ser.
Bien, ¿cómo nos vamos a extrañar del comportamiento cerril de algunas personas, de algunos ciudadanos, cómo de su falta de honradez, cómo de su prepotencia, cómo de su falta de principios, cómo de su educación pedestre, cómo de su afán por la notoriedad fácil, cómo de sus maneras zafias, cómo de su falta de preparación para realizar tareas elevadas, cómo de su estulticia, cómo de su estofa corroñera, cuando tenemos dónde mirarnos, claros espejos en los que ver reflejado el ejemplo a seguir, la guía detallada del comportamiento público, la excelsa educación y el ánimo presto?
Tenemos espejos altos en los que mirarnos, faros que nos iluminan y nos marcan un camino que luego dicen aborrecer (lo siento, me he equivocado) por aquello de lo políticamente correcto. 
Cuando un edil, en cualquier Corporción, cuando un político de cualquier tendencia, monta en cólera y se desgañita deshaciéndose en insultos, cuando la razón es la sinrazón, cuando las pocas ideas que se tienen se transforman en arietes para el ataque y derribo, cuando se grita mucho y se dice poco... Cuando es está porque se está, estando sin estar, porque se está por estar y no se debería estar donde se está... ¿de qué nos extrañamos? ¿Qué cosa nos espanta, qué cosa nos sorprende, cual nos turba?
Pero, como diría Santa Teresa: "Nada te turbe,/nada te espante,/todo se pasa"... Para continuar: "¿Ves la gloria del mundo?/Es gloria vana;/nada tiene de estable,/todo se pasa." 
Sí; así es, pero mientras esperamos que todo se pase, aquí estamos: aguantando carros y carretas y confiando sólo en un Dios desconocido. Y eso que no existe. Amén.

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