martes, 28 de octubre de 2014

LA BANCA, BIEN, MUY BIEN. GRACIAS

Ahora va y dice el Banco Central Europeo  que la banca española está de puta madre; es  más: está requetebien, de lo mejorcito de Europa. Somos la hostia. Después de lo que hemos pasado, ya veis: hemos remontado y hemos alcanzado la élite financiera en vuelo ascendente, remontando crisis, alcanzando metas cual carrera de obstáculos. La leche. El Gobierno español ha sido alumno fiel y saca pecho alardeando de lo bien que lo han hecho, de lo buenas que son las medidas recortadoras, de lo magníficas que han sido las "reformas estructurales" (se me ponen los pelos como escarpias ante este eufemismo con ínfulas arquitectónicas).
Somos, en fin, cojonudos. Hemos pasado de ser el vagón de cola, a ser la locomotora, aunque sea de vía estrecha. O eso nos dicen.
La Banca va bien. ¡Cómo no! Habría que ser muy torpe si fueran mal, teniendo en cuenta los millones públicos (unos 200.000 millones de nada) que se le ha inyectado; dinero, por cierto, que no revierte para nada en crédito (primera obligación de un banco ético, si es que puede existir ese concepto). ¿Que va mal el banco/caja? No problem, para eso está el Estado: se le peta de dinero, se hincha la deuda pública y aquí paz y después veremos. Y el dinero ¿qué? ¿dónde queda, dónde se esconde? Pues el dinero queda desaparecido, como fantasma ignoto perdido en no se sabe dónde. Los bancos son esponjas que todo lo tragan y casi nada escurren; agujeros negros, sin fondo o con fondos de todos que van a dar al mar, que es el morir. Lo del efecto bumerán es una figura que no figura (perdón por la redundancia) en la Banca española. Irás, pero no volverás.
Así, ¿quién no sería un gestor excelente? La Banca va bien; los bancos van bien; los banqueros, mejor. ¿La sociedad llana? Que se apañe como pueda. Algunos (poquísimos) van mejor aún que la Banca. Los demás... no van. Bueno, demagogia pura, como verán.
Repito: la Banca va bien, gracias. Gracias a todos, pringaos. 

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