viernes, 31 de octubre de 2014

A MÍ PLIM, YO NO SOY POLÍTICO

Supongo que el panorama actual español, manchado de corrupción por todas partes, es causa del desapego que la gente tiene ya respecto a la Política. Desapego, por no decir hastío o directamente asco. Es muy normal oír decir aquello de "yo no soy político, a mí la política me resbala" o cosas por el estilo. Nadie reconoce su afinidad política; es más: cuando a alguien se le tilda de alguna simpatía política, el tal hace un respingo, reniega y jura y perjura ser inmaculado, maldiciendo a continuación a los políticos de casta. Esto no solamente pasa a nivel de ciudadano mondo y lirondo, también pasa en las asambleas ciudadanas y hasta en ciertos partidos políticos!! (véase Podemos). Hay un miedo generalizado a mancharse con la fama (bien ganada, por otra parte) de la/los Política/políticos.
Nadie quiere ser político, nadie dice hacer Política, todo el mundo dice estar al margen, viendo el espectáculo político desde los burladeros de la vida cotidiana.
Se nos olvida que "Política" es, sin embargo, todo lo referente a la ciudad y a los asuntos del ciudadano y que es una rama de la moral que se ocupa de la actividad en virtud de la cual una sociedad libre resuelve los problemas que  plantea la convivencia colectiva. Así pues, Política es casi todo, queramos o no: nuestra actitud diaria, nuestra manera de enfrentarnos a los problemas colectivos, nuestra manera de ver la vida. Nadie está libre de Política, nadie está por encima de ella.
Tenemos miedo, también, a que nos etiqueten de "izquierdas o de derechas" (Podemos dice que son de abajo), aún sabiendo en nuestro interior qué posición tenemos, cuál es el modo que tenemos de mirar y, por tanto, de percibir una realidad manchada siempre de subjetivismo. No somos cibers (aún no) y, aunque lo fuéramos, estaríamos programados por alguien que haría política desde nuestros circuitos impresos.
Esto que estoy escribiendo ahora mismo es una manera de hacer política, al igual que tu actitud, querido lector, al leerlo.
No nos queremos contaminar por la historia de la Política, por las acciones de los políticos oficiales. Pero una cosa es la Política, con mayúsculas, y otra los hechos de los políticos. Y políticos, insisto, somos todos. Sí, también tú, que no votas nunca porque crees que así no haces Política. Te equivocas: no votar es también una actitud ética y, por lo tanto, política.

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