lunes, 13 de octubre de 2014

EL BIEN COMIDO O YO TENGO LA VIDA RESUELTA

Este país progresa hacia el absurdo y la astracanada de una manera uniformemente acelerada; es imposible parar la riada de disparates insuperables, que ni un guión del mejor  Berlanga enloquecido hubiese osado imaginar. Una vez más el arte imita la naturaleza.
Cuando la capacidad de asombro parece agotada, surge una nueva declaración que empequeñece la anterior y prepara la futura, cogiendo de improviso nuestra maltrecha capacidad para el pasmo.
Repetir aquí la serie de frases dichas por el actual Consejero de Sanidad de Madrid, ilustrísimo-eminentísimo-doctorísimo señor D. Javier Rodríguez, bien comido él, sería repetir una sarta de disparates sonrojantes, de vergüenza ajena. Una vez más la pregunta: ¿nos representan estos individuos?
Este señor (por cierto, expedientado en 1990 por "posibles faltas en el desarrollo de sus servicios", cuando trabajaba en el Gregorio Marañón), después de una excelsa carrera como consejero (¿de qué?) en Telemadrid, y después de defender a capa y espada la llamada externalización (que no es privatización ¿eh?), se permite el descaro de afirmar que a él no le importaría dimitir, porque él tiene (como médico ilustre que es) la vida resuelta. Ya se sabe: los estómagos bien servidos son los únicos que pueden acceder a la cosa pública (me refiero a la política); los demás que se jodan, que para eso son unos parias muertos de hambre a la espera de una cama en los pasillos de urgencias de algún hospital aspirando a ser externalizado (me refiero al hospital y al paciente mismo). 
El señor D. Javier Rodríguez, el lenguaraz con la vida resuelta, no sólo presume chulescamente de su estatus social (que para eso se lo ha ganado a pulso); además arremete contra la auxiliar de enfermería infectada por el ébola y la tacha de mentirosa y tonta, cuando no de medio lela; ya saben: Teresa Romero, que de una manera voluntaria, jugándose la vida, atendió al primer infectado que llegó a España. 
Ya se sabe que aquí la/el culpable de lo que pase es siempre la víctima: del paro, los parados; de las preferentes, los que las compraron; de los desahucios, los desahuciados; de los despidos, los despedidos; de las tarjetas negras, cualquiera menos los que las usaron; de la crisis, claro, el país entero, menos los políticos y los banqueros que la provocaron... todos culpables, todos. Menos él. Menos ellos, los bien comidosconlavidaresuelta a Dios gracias le sean dadas por los siglos de los siglos. Amén. (Poner aquí un emoticono con un corte de mangas, porfa).

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