domingo, 26 de mayo de 2013

UNA SALIDA LABORAL CON FUTURO (MUCHO FUTURO)

El Arzobispado de Madrid quiere iniciar cursos para formar exorcistas.
Uno, que no cree en Dios, cree, sin embargo en el Diablo (aunque esto parezca una contradicción); me refiero al Diablo como representación de la maldad en su estado puro. Creo que no hay duda, echando una somera ojeada a la actualidad, de que el mal está campando a sus anchas, teniendo, además, licencia de corso y un beneplácito generalizado, impulsado muy a menudo por gerentes, gobernantes, expertos, tecnócratas, neoliberales y plataformas de poder.
La imagen del Diablo ha dejado de ser el de un macho cabrío encabronado y rijoso para convertirse en un eurodéspota de traje negro y cómplice mirada retorcida. Renovarse o morir, como Alien, el monstruo perfecto que sobrevivía a todo, porque a todo se adaptaba.
Tal y como está el mercado del trabajo (vaya expresión), no estaría tan mal ser exorcista, aunque sólo fuese como salida laboral especializada.
Molaría cantidad que, al rellenar la línea del impreso oficial de turno, donde pusiese "profesión", se pudiese poner: "exorcista", para despiste general de Hacienda y estupefacción incrédula de funcionarios.  Lo malo es que la patronal sería la Iglesia y para apuntarse a los cursos es obligatorio estar ordenado sacerdote. Si no fuera por eso, me apuntaba ¡qué diablos!

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