martes, 9 de abril de 2013

APRENDER BUENOS OFICIOS O APLICACIONES PRÁCTICAS DE LA POÉTICA (ESTUPEFACCIÓN Nº 37)

De verdad que hay cosas que no comprendo: en los tiempos que corren, con las colas del paro a reventar, resulta cuando menos sorprendente cómo personajes de la política, de la beautiful people o del papel couché,  consiguen "trabajo" con una facilidad pasmosa. Y no me refiero a un mini job de mierda, no: me refiero a una sinecura en toda regla (*); un trabajillo que acarrea ganancias cuantiosas a cambio... ¿de qué?
Para conseguir este trabajillo es imprescindible ser ex presidente de la nación, ex presidente de cualquier autonomía, ex consejero de cualquier despacho, ex-lo que sea, ex corrupto (o presunto corrupto), ex guapo, ex pijo o pijo es... y así ad nauseam.
En fin, "puestos de trabajo" que dan una pátina de "laboralidad" y que requieren  una cierta imagen pública, un estatus,  unos contactos a alto nivel  o una información privilegiada adquirida en un antiguo cargo ejercido y pagado con dinero público.
Que no somos para nada iguales es afirmación de Perogrullo. Pero es que no lo somos ni para conseguir trabajo. Hay que joderse.  Nada, nada, como decía mi abuela: "hay que aprender buenos oficios"... ¿Oficios?  ¿Qué oficios?  (**)


(*) Sinecura:  Empleo o cargo retribuido que ocasiona poco o ningún trabajo (del Diccionario de la RAE)
(**) No olvidar que "oficio" rima muy buen con "beneficio" ¡cosas de la poética!

No hay comentarios:

Publicar un comentario