sábado, 29 de diciembre de 2012

EL ÚNICO REMEDIO

Compatriotas:
Lo que voy a deciros no os va a gustar. A mí tampoco me gusta, pero no me queda más remedio que decíroslo; es más: no me queda más remedio que hacer lo que pienso hacer, a pesar de que (repito) no os va a gustar. Ya sé que prometí no hacer lo que pienso hacer; ya sé que si estoy ahora aquí, es por prometer precisamente que no haría lo que voy hacer. Lo sé. Pero no queda más remedio. No hay otro camino. No hay más caminos, más soluciones. No. Sólo la solución que os propongo nos llevará a la salvación, por muy dura que sea, por mucho sacrificio que suponga (a vosotros más que a mí, claro). Pero es el camino, el único camino. El que nos han marcado y el que cumpliremos. Sacrificio. A los enfermos se les aplica terapias que implican dolor para conseguir la curación... Y estáis enfermos, todos. No os gusta, pero es así. Y aquí estoy yo, Doctor Muerte, para cercenar, para aplicar lenitivos, purgas, para aplicar sanguijuelas que os chupen el mal que lleváis dentro. Para sanar lo que otros han infectado. Os curaré a base de hostias, si hace falta, que para eso me habéis elegido, que para eso tengo mayoría absoluta ¿o no? 
Lo que os voy a decir no os va a gustar. ¿Lo he dicho ya? Pues eso. No os quiero engañar (total, ya lo he hecho antes). Tengo que deciros la verdad, aunque duela: no hay otro camino. Lo tenéis que comprender, es por vuestro bien, por vuestra salud. Pero no os va a gustar nada. A mí tampoco ¿eh? Pero no queda otro remedio. Aunque no os va a gustar nada, pero nada, nada, pringadillos.            

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