miércoles, 29 de febrero de 2012

ESCENA EN UN PARQUE

Un sol tibio se ha instalado en el parque. En un banco, ajeno a todo, un hombre rellena un crucigrama. Tiene casi 60 años, hace meses que está en la paro; ahora rellena crucigramas. Traza palabras verticales y horizontales, juega con la geometría y los significados, salta entre los cuadros blancos y los negros, como en un ajedrez estático. Mata el tiempo. No quiere saber que el tiempo es quien lo mata a él. Escribe palabras, sílabas... río de tres letras; metal precioso; capital de Mongolia; tener por cierto algo que el entendimiento no alcanza o que no está comprobado o demostrado: creer. Pero el hombre cree ya en pocas cosas. Y las palabras, cruzadas, siguen construyendo un mundo donde es posible encontrar la capital de Mongolia y conjugar un verbo corto, en infinitivo: creer.

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