viernes, 27 de enero de 2017

PROTESTA INSTANTÁNEA O CÓMO TENER TRES MIL Y PICO DE AMIGOS... ¡YA!

Hay dos hechos significativos que, sin apenas darnos cuenta, han cambiado nuestra sociedad: uno es el uso masivo de los teléfonos móviles con todo su potencial tecnológico; otro el desapego y el distanciamiento de la gente hacia la política. 
Las posibilidades de los móviles, la facilidad que nos dan para la comunicación inmediata, la ilusión que supone tener el mundo en las manos (literalmente) a un golpe de tecla o de pantalla, ha revolucionado la manera de interrelación entre las personas, creando un mundo paralelo a la realidad que supone otra realidad en sí misma: la realidad virtual, el mundo de la nube, las redes sociales, los amigos invisibles. Curiosamente, la aparente facilidad de comunicación instantánea, a generado una incomunicación nueva, ha creado una especie nueva que no existe si no en la pantalla; que se desarrolla en la fugacidad de la noticia, del chismorreo electrónico, y que está en vías de destruir la gramática para crear un bosque de emoticonos en el que el lenguaje evoluciona hacia la imagen y es en ésta donde encuentra y sacia la necesidad humana de la comunicación, convertida aquí en comunicación-reflejo, en espejismo creador de fantasmas que son consecuencia de algo tan viejo como los miedos y la búsqueda de una felicidad siempre ilusoria.
Por otro lado, las constantes tropelías de los políticos, la corrupción generalizada y la posterior percepción de impunidad generada, han hecho que la política pase a ser mero espectáculo de televisión, con la misma credibilidad que un reality show de descerebrados salidos. Las imágenes han pasado a ser lo único importante, más allá de lo que se pueda ocultar tras ellas; como  hijas directas de la publicidad, vagan por el ciberespacio las más de las veces vacías de contenido, luciendo colores atractivos, sí, pero colores al fin y sólo eso. 
Vemos desfilar partidos de toda clase y vemos cómo algunos que presumen de nuevos, caen en todos y cada uno de los peores tics de de los viejos, volviendo a poner en marcha el círculo del tiovivo en una espiral de hartazgo que hace más y más descreída a la gente, alentando la confusión y espoleando a ese máximo común divisor tan repetido: todos son iguales. De esa "igualdad", hija de la uniformidad, se deriva el distanciamiento, el desapego, el descrédito, la media sonrisa que todo lo reduce a "otra vez lo mismo", que todo lo enrasa por lo bajo y hace de la desilusión el terreno abonado donde crece la mediocridad y, por ende, reduce la contumacia a un aburrimiento peligrosamente generalizado. Vemos la política, no ya  como un mal necesario: la vemos como un mal, a secas.
Inmunes ya a promesas incumplidas y a corruptos reincidentes, la gente ha pasado de la rebeldía y la concienciación, a la resignación, a la desconfianza, a la negación sistemática y al pasotismo acomodaticio, dejando un erial que sólo se llena con la inmediatez de un whatsapp o la protesta instantánea (como la sopa) de un "pásalo" a tus tres mil y pico de amigos virtuales.

1 comentario:

  1. Hoy todo es un gran fraude, pero es también fruto de un exceso de comodidad, información y sensacionalismo que acompaña a un pasotismo atroz de una sociedad, que como bien dices, todo lo tiene a mano, sin esforzarse mucho. Es evidente que buscando lo mejor, nos hemos quedado con lo bueno/ y adictos nos han hecho a, tantas y tantas cosas, que salir ya ni podremos, condenados al fracaso vamos. Ya nadie busca la paz, ni la guerra, NADA, todo eso ya lo tiene, en la pantalla de su televisor, en la pantalla de su ordenador, en ese vídeo juego, o en la pantalla de su Ipad de ultima generación. Lo malo es que a lo que nos enfrentamos es a la naturaleza y con ella ya no podremos...

    ResponderEliminar