sábado, 14 de noviembre de 2015

DIOS HA MUERTO, SEAMOS UBICUOS

Las ciencias adelantan que es una barbaridad, eso lo sabemos; también lo hacen los políticos. A ver: me refiero a la imagen que quieren dar (los políticos) y en cómo la dan.
En plena campaña electoral, deberíamos tener claro lo que cada partido quiere y ofrece: deberíamos estar saturados de programas electorales. No olvidemos que se votan (o eso debería ser) unas ideas, unos programas, unas maneras de hacer que luego repercutirán directamente sobre el ciudadano, vote éste o no; quiera éste o no.
Últimamente, sin embargo, parece que lo importante no es lo que se piense, el ideario de fondo; no. Parece que lo importante es aparecer, simplemente aparecer en medios y programas, charlando con el periodista de turno en plan colegueo de barra de bar. Me parece bien que los políticos traten de dar una imagen humana, a ras de suelo; también ellos son humanos, los pobres. He dicho "que traten de dar una imagen..." Y es que la imagen, en el siglo de la comunicación visual, lo es todo. La publicidad, vaya: lo que antes se llamaba propaganda, palabra ésta un tanto devaluada por sus connotaciones con aroma a regímenes opuestos de un tiempo no tan lejano. 
Ahora todo pasa por la batidora del tubo catódico (aunque ya no haya tubos catódicos); se diría "tanto sales, tanto vales" No importa lo que digas, si lo que dices tiene sustancia o no; el caso es salir, salir en los "medios", salir en las "redes", estar en perenne "comunicación" con la gente. La ubicuidad ya no es privativa de Dios (otra prueba más de que ya murió, como dijo Nietzsche), ahora cualquiera puede estar simultáneamente en varios sitios, basta con subir fotos, comentarios, opiniones... en toda clase de "muros" (cuantos más, mejor), a la par que se asoma uno a la tele hablando de cualquier cosa... no importa de qué y suene, elevado por las ondas radiofónicas al éter de la multitud. La ideología, el "programa" (como diría Julio Anguita) es lo de menos.
El caleidoscopio mediático está en marcha. Veremos imágenes multiplicadas  de los políticos hablando de lo divino y de lo humano con desparpajo y amplia sonrisa. Estamos inmersos en una nube que nos viene de otra nube (de ésa que está no se sabe dónde, como los ángeles) que tapa, atonta, pero que es rápida, instantánea y breve, como un whatsapp en el que te enviaran el vídeo viral de un gatito tocando el piano. Porque ya los virus no están en la sangre, están en la red y en ella caemos y nos infectamos una y otra vez con una caca tonta y descerebrada, pero, eso sí, colorista. Para echarse unas risas con los amiguetes. 

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