viernes, 6 de febrero de 2015

LA VIDA NO VALE NADA (Y LA DE UN ENFERMO MENOS) O CADA UNO A LO SUYO

Gilead, la farmacéutica fabricante del Sovaldi (medicamento para el tratamiento de la hepatitis C) ha hablado por boca de Mercedes García, la otrora vicepresidenta del laboratorio en Europa.
Las declaraciones de la susodicha te dejan, al menos, estupefacto. Ante afirmaciones (por poner un ejemplo) de que las farmacéuticas "lo que hacen es redistribuir la riqueza", se te queda cara de palo y lo único que se te ocurre es maldecir la hora en que te tomaste una aspirina por primera vez.
El desprecio demostrado por la señora ex presidenta hacia los pacientes es tal, que no hace sino demostrar lo que todo el mundo supone: que lo único importante para las multinacionales no es la salud, sino los resultados económicos; los pacientes son sólo peones necesarios y a veces molestos para llegar al reparto millonario. 
Me viene a la memoria el caso de la famosa "gripe aviar" que hace unos años pareció arrasar y que se quedó en una compra masiva absolutamente innecesaria e inútil... se creó entonces la alarma y se propuso la "solución", una solución fabricada a medida, como el truco de un mago que se sacara del sombrero flores de papel... carísimas, eso sí.
Entre tanto, los políticos de turno, niegan el pan y la sal (es decir, el Sovaldi) porque es muy caro. Evidentemente, la muerte es más barata.
Otra mujer se suma a las declaraciones infames hechas por políticas recientes, (rubias oxigenadas con pinta de haber vuelto de shopping con la Visa echando humo); esta vez le tocaba la cagada a la concejala del PP en Fuenlabrada, Ángeles Martínez: abre la boca para afirmar que "quieren que se reparta Sovaldi como si fueran caramelos". Primero lo digo, luego vendrá el desmentido y aquello de que "se sacó la frase de contexto" (lo mismo dijeron antes los representantes de Gilead). Donde dije digo, digo Diego. Pero dicho queda.
Mientras "se sacan de contexto" las frases, los políticos/cas siguen recortando porque es muy caro mantener la vida. Mientras, los enfermos pierden lo único que les queda: tiempo; es decir, vida. Cada día que pasa es un ahorro para el estado. Pero ya se sabe: "la vida no vale nada..."
Y los laboratorios a lo suyo: a redistribuir(se) la riqueza.
Y los políticos/cas a lo suyo: a redistribuir(se) la riqueza también... 
Y los enfermos a lo suyo: a morir(se).

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