jueves, 3 de abril de 2014

UNA PARÁBOLA

La parábola del sembrador (Mateo 13:1-9, Marcos 4:1-9, Lucas 8:4-8) es una de mis preferidas. Resumiendo: la semilla que cae en terreno baldío o lleno de abrojos, se agosta y muere; la que cae en tierra buena, se multiplica y da fruto.
En estos tiempos, publicar un libro de poesía ¿es lanzar semillas en terreno yermo?... y más si este libro es de poesía visual, aún más desvalida y rara que su hermana, la discursiva. 
Bueno, pues como sembrador inconsciente, aquí me encuentro, aventando semillas de poesía. Muchas caerán (me temo) en suelo baldío o entre malas yerbas, que es como decir que caerán entre la indiferencia que provoca la extrañeza o entre la apatía que genera nuestro pobre ambiente cultural, tan vilipendiado, tan recortado, tan denostado por algunos particulares, por algunas instituciones oficiales o, en fin,  por algunos oficiales-institucionaleselegidosdemocráticamente. 
Claro, también caerán semillas en terreno estupendo, no seamos tan negativos. Gracias por abonar esos terrenos, compañeros.
En cualquier caso, para quien le pueda interesar, adjunto cartel del evento, acto o reunión cuasi-clandestina (si no con vocación secreta, sí discreta).



                                                   
Quien tenga oídos para oír, que oiga.

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