Últimamente se escuchan dos frases recurrentes en las conversaciones:
-"Vamos tirando"
-"Esto es lo que hay"
Vamos tirando... ¿de qué? Vamos tirando como bestias de carga, arrastrando cargas propias y ajenas; cargas propias y cargas impuestas; cargas pesadas de las que "tirar"... ¿hacia dónde?
¿Vamos tirando, vamos pasando, vamos consumiéndonos, vamos sobreviviendo simplemente? Vamos tirando, como bueyes, como mulas, como pobres animales de tiro, como aquellos asnos que daban vueltas y más vueltas, ciegos, al pequeño círculo de una noria para sacar el agua de otro, para sacar el agua que regaría las hortalizas de otro, del amo.
"Esto es lo que hay" es la afirmación quizá más repetida. Esta afirmación fatalista supone que no hay nada más allá, que sólo esto hay y no otra cosa; que esto es un trágalo, una rueda de molino con la que comulgar, quieras o no... porque es lo que hay.
¿Esto es lo que hay? ¿o esto es lo que quieren que haya? ¿Estamos tan ciegos, somos tan estultos como para no ver más allá, como para creer que nada hay fuera de lo propuesto, fuera de lo que quieren que veamos? Abramos los ojos ¡ya! No hay peor ciego que el que no quiere ver, ni peor sordo que el que no quiere oír. ¿Esto y sólo esto es lo que hay? ¡Y una mierda!
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