martes, 9 de agosto de 2011

ESCULTURAS DE HUMO

De vez en cuando remuevo mis papeles con la excusa sanitaria de "hacer sábado" y elimino los que ya han perecido por una u otra razón. Hoy he llevado al punto de reciclaje cerca de 100 Kg. de papel, en sus versiones libro, revista, catálogo, carta, apunte, etc., etc... Como la cosa era pesada, me he servido de un carrito de la compra para el acarreo. Y fue así, tirando de la extinta carga, cuando reflexioné, siquiera un ratito, sobre lo que vamos acumulando a lo largo de la vida: cosas que en su momento consideramos imprescindibles o simplemente valiosas, con el tiempo devienen en trastos inútiles, nidos de polvo que se van tragando un espacio menguante y nos van axfisiando con recuerdos muertos y con metros cúbicos de tinta seca. Así se nos va pasando la vida, en un acumular de cosas fósiles que llevan en sí el tiempo muerto y el polvo de unos días que creímos recuperables. Acumulamos desechos, cáscaras, esqueletos que nos van pesando más y más y nos hacen parecernos a  escarabajos peloteros, formando esferas de detritus, amasando tiempo, restos, huellas... Esa enciclopedia de viajes; esas cartas de amistades que ya no son; esos libros que nos enviaron y que nunca leeremos; esas estampas más o menos exóticas, decadentes ahora; esos catálogos de discos que jamás compraremos; esas fotos de grupo en los que ya hay más muertos que vivos; esas facturas que ya pagamos; esas instrucciones de aparatos hace tiempo estropeados; esos poemas que nunca pasaron de esbozos; esos relatos que empezamos y que se nos murieron de inanición; esos programas de  unas ferias en las que nos sentó mal el chocolate con churros; esas medicinas caducadas que nos salvaron en su día de la depresión...
Cosas viejas, muertas (¿lo he dicho ya?). Tantas y tantas cosas que llevamos sobre nosotros, perfectamente inútiles, perfectamente prescindibles y que, sin embargo, nos hacen creer que tenemos algo. Como ese personaje de Papini: ese escultor que construía esculturas con humo. No nos cabe ya tanto humo ¡y cómo pesa!

No hay comentarios:

Publicar un comentario