miércoles, 20 de noviembre de 2013

CELERIDAD Y BASURA


Es curioso cómo reacciona el Gobierno y con qué celeridad actúa en según qué cosas. Cómo planifica "poner orden" para regular? (aún más) el derecho a la huelga, por ejemplo; o cómo pretende amedrentar al ciudadano para coartar su derecho a la manifestación o a la crítica; o cómo pretende (y lo hará) impedir el llamado "escrache" con multas desproporcionadas (compárense éstas con las que se han impuesto por las responsabilidades por el hundimiento y posterior desastre/s del Prestige).
En fin, que lo del Estado policial está cada vez más presente y se hace notar más. ¡Qué pena da constatar otra vez  cómo el Gobierno invierte y planifica más en  represión que en, por ejemplo, cultura! 
Pero da igual. Aquí ya da todo igual. Instalados como estamos en la desidia y en la resignación, vemos impotentes cómo se nos administra otra dosis más de miedo. Ya se sabe: hay que matar al virus antes de que se propague la enfermedad. No importan los efectos secundarios. El final es llegar al control total, a la sumisión total, a la plena aceptación, consciente o inconsciente.
Mientras siguen preparando las dosis de la vacuna, los voceros/ras extienden su basura en tertulias y senados con una desfachatez que acojona. Esa basura no debe ser recogida por empleados municipales. Esa basura debe quedar ahí, aquí, por todas partes. Porque esto es un basurero inmenso en el que unos producen basura y otros se la tragan. Directamente.

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