jueves, 15 de noviembre de 2012

EL DÍA DE DESPUÉS O EL COLOR DEL CRISTAL

En una guerra, igual que en una huelga, lo primero que se resiente es la verdad. Así, lo que para unos es una victoria, para los contrarios es una derrota;  lo que para unos es un éxito, para otros es un fracaso.
Las cifras del seguimiento de la última huelga general son tan dispares como previsibles: el gobierno y la patronal apenas da un 10% y los sindicatos más de un 75%. ¿Quién dice la verdad? No puede ser que (suponiendo que se usen métodos de medición bien intencionados) los números sean tan opuestos. Se recurre a la estadística como arma científica que justifique las cifras (ya saben: si yo me como un pollo y usted ayuna, usted no pasa hambre porque nos hemos comido cada uno medio pollo ¡divina matemática!). Cada uno que se quede con el dato que más le guste, seguramente ninguno de los dos sea cierto. Nos instalamos, una vez más, en la mentira y en la manipulación como armas de destrucción masiva. Esto es como cuando, después de unas elecciones, los candidatos perdedores ven resultados muy positivos en su derrota y los ganadores resultados absolutamente extraordinarios (cuando no divinos) en su victoria. ¿Hipocresía u optimismo a prueba de bomba?  Todo es del color del cristal... etc. Con estas premisas, ¿qué nos puede sorprender ahora, cuando en un estado de regresión, pérdidas de todo tipo y  absolutos recortes, se nos dice que "estamos en la senda de la creación de empleo"?
Bueno, lo que para unos son 5.775.000, para otros es una senda de ladrillos amarillos...

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