lunes, 4 de julio de 2011

CONFESIONES DE UN ATEO

¿Cuántas veces hemos escuchado a nuestros políticos hablar? ¿Cuántas veces, la efigie parlante del político se ha asomado a las pantallas de tv. repitiendo lo que estamos hartos de escuchar? Y ¿cuántas veces, ese discurso manido ha llegado con convicción a nuestros oídos? Escuchamos sus palabras como quien oye llover: como un sonido de fondo monótono, que está ahí, empapándolo todo, pero no transcendiendo nada.
Bustos parlantes: eso son, en su mayoría. Bustos que nos dicen lo que es mejor para todos (no importa que queden atrás algunos cadáveres: es lo mejor y basta. España lo quiere, España lo necesita, España lo reclama, España lo pide a voz en grito, pobre España desgañitándose ¿no la veis?).
Y nosotros Amén. Sin entender nada. Amén. Juntemos nuestras manos en oración para rezar al dios que todo lo sabe, que nos salvará, a pesar nuestro, como el domador domará al león y lo hará pasar por el aro porque así será más civilizado, más humano, no esa bestia salvaje que ruge como un energúmeno ignorante: el pueblo.
Y que Dios nos pille confesados (y eso que soy ateo, que si no...)

No hay comentarios:

Publicar un comentario